viernes, 5 de diciembre de 2008

El verdugo II


La sala estaba inundada de un color claro debido a la luz tenue de la lámpara. Era un color ocre que daba sensación de intimidad y hacía que aquella habitación pareciese más acogedora. Afuera llovía,y el sonido de las gotas chocando contra la ventana hacían de aquel momento algo único e irrepetible. Sobretodo para una persona.

El anciano dió un sorbo de café,y luego una calada a su cigarro. El humo salió exhalado por su nariz y dibujó formas abstractas y atrayentes sobre el aire cálido de la estancia. En frente estaba él. Un hombre joven,de pelo negro y ropa aun más oscura. Tenía un aspecto extraño,pero no parecía peligroso.

—Mi cuerpo y mi alma llevan tanto tiempo juntos que ahora...les cuesta separarse —Dijo el anciano,mientras daba otra calada a su cigarro— Las despedidas nunca son fáciles.
—Pareces muy tranquilo —Dijo él con cariño— ¿No tienes miedo?
—En absoluto. Es algo que llega,es algo...único e irrepetible. Cómo este momento.

Un fuerte aire empezó a soplar en la calle,y él se levantó. Apartó las cortinas y miró por la ventana. Escudriñó la calle,practicamente desierta,a excepción de algunos peatones que vagaban por aquellos sinuosos pasillos a altas horas de la noche. Gente como él.

—¿Cuánto llevas agonizando? —Dijo él,sin apartar la vista.
—Más de 2 años.

Un suspiro se escapó de su garganta,o más que un suspiro,un llanto. Y parte de su alma intento huir con él. El anciano lo miró,comprensivo,sabiendo a lo que se enfrentaban allí los dos.

—Vete en cuanto lo hagas.Los vecinos lo escucharán.
—Está bien.... — Dijo él,al tiempo que se daba la vuelta.

Introdujo su brazo bajo el abrigo y sacó un revolver. Apuntó dudosamente al anciano. Más de una vez hizo ademán de guardar el arma y salir corriendo,pero su moral no le dejaba. Debía acabar con aquello en aquel momento. Su dedo pulgar cargó el arma,y acarició con suavidad el gatillo,como añorando tiempos mejores, echando de menos los momentos en que disparaba a latas de cerveza. Una lagrima recorrió su mejilla hasta caer al suelo,y cerró los ojos para no seguir llorando.

—Lo siento,padre
—No lo sientas,hijo. Te doy las gracias.

Todo terminó con un golpe seco. El disparo no resonó,no produjo ningún eco. Fue un ruido sordo y aterrador. Escuchó las puertas vecinas abrirse y los pasos de la gente subiendo hacia el piso. El fuerte viento abrió de par en par las puertas del balcón,y huyó por ellas del juicio del pueblo. Saltó y aterrizó en el suelo con sorprendente suavidad. Corrió por las calles,y lo último que escuchó fue un grito de una mujer aterrada que,seguramente,había descubierto el cadáver.

4 comentarios:

[ кeя ] dijo...

La eutanasia es un tema muy discutible...


me gusta cómo consigues el ambiente ^^


!DANGER

Siôrs dijo...

Tampoco era mi intención defender la eutanasia,ya que es un tema muy complicado y en el que no tengo una posición clara

Amaya Martín dijo...

..Un relato muy bueno, bien conseguido,me ha gustado mucho tu construcción del ambiente y el desarrollo, me deja un agridulce sabor..Sobre la muerte y la vida..que decir? es una opción personal, que duda cabe? y más en segun que situaciones.., pero yo apuesto siempre por la vida..La vida es siempre una oportunidad, un regalo por abrir mañana.., la muerte es el silencio absoluto y la nada eterna sin vuelta atrás..y siendo la muerte una opción que al final, queramos o no, será obligatoria.., porque darle paso antes de tiempo?..y privarnos de abrir, una vez más, nuestro regalo?

La_EsPeCtAdOrA dijo...

ammò me viene de pensara a la eutanasia..tema muy escabroso e dificil.. un beso!