domingo, 23 de noviembre de 2008

El verdugo

La humedad hacía que los huesos le dolieran,y el frio aire entraba en sus pulmones provocando punzadas en sus entrañas. La sangre salpicó y se posó sobre su rostro,y empezó a deslizarse suavemente por la superficie del mismo,debido a las primeras gotas de una futura tormenta. Agarró la empuñadura con fuerza,y sacó la afilada hoja metálica del cuerpo inerte del que una vez fue su amigo. Este cayó al suelo,dando lugar a un ruido sordo. Boca arriba había quedado,y su pecho todavía rebosaba de aquel líquido vital.

Limpió la espada con tranquilidad,y la enfundó con estilo y elegancia. En su rostro no había remordimiento. Miraba el cadaver con cierta indiferencia,sin mostrar compasión,pero tampoco odio.
Empezó a llover con más fuerza,y una niebla densa hacía más costoso el simple hecho de respirar. Antes de irse y abandonar el cuerpo,el asesino dedicó unas últimas palabras.

— Te conocí cuandoéramos niños —Su voz sonaba inerte,y sus palabras carentes de sentido— Habíamos sido amigos desde entonces. Nuestros caminos se separaron más adelante,cuando empezaste a juntarte con gente que no te convenía. Pero no te culpo por ello,fuiste víctima de una sociedad en estado de descomposición. Y por eso quería seguir siendo tu amigo,porque veía una luz en tu interior. Un último rayo de esperanza. Pero esa luz se apagó cuando me culpaste de un delito que yo no había cometido. Dejaste de hablarme,y yo hice lo mismo contigo. Al principió me sentí mal,pero al final acabé mostrándome indiferente ante tu vida,ante tus triunfos y tus desgracias. Pero,parece ser,que tu no. Tu me seguías teniendo rencor,y hoy viniste a matarme. Es gracioso,puesto que al final has muerto tú.

Las palabras rebotaron en las paredes y el sonido tomó cierto aire de divinidad. Se dió la vuelta dispuesto a irse,pero solo avanzó un paso. Se giró y miró por última vez a su amigo para dedicarle las palabras definitivas.

— Siempre mostraste una actitud dominante. Siempre querías tener razón,siempre quisiste controlar la vida de los demás. Siempre te creiste el más fuerte,el más poderoso,una especie de salvador. Un mesías que predicaba con palabras vacias y frases incoherentes. Me alegro de haberte matado. No eras más que escoria.