miércoles, 10 de junio de 2009

Insensible



Llegó a casa tras un largo día y se dirigió directamente a su habitación. Abrió las ventanas y sacó medio cuerpo al aire, respirándolo, soñando con volar lejos, con irse de allí algún día, con que todo cambiara. Y, tan rápido como la ilusión llegó a su ser, le abandonó y se sumió en un repentino y profundo estado de amargura. Otra vez.

Aprovechando que el ordenador, su instrumento de escritura, estaba encendido, se sentó en la silla y comenzó a escribir para alguien o para si mismo:

Y aquí me hallo, de nuevo, sentado en la misma silla de siempre, usando el mismo teclado de siempre y pensando lo mismo de siempre. Sintiendo lo que suelo sentir y apretando un montón de teclas por si, fruto de Dios, del destino o del azar, sale algo que no sea inservible. Escribir y leer lo que otros escriben es para mi, una vez más, un intento de escapar del tedio, la amargura, la monotonía.

Porque a eso se resume todo: aburrimiento. Sí, levantarse por la mañana, ir a algún lugar al que tienes que ir, y no por gusto, sino por supervivencia, volver al hogar, estar con gente... la misma gente de siempre, en el mismo lugar... Estoy harto. Estoy muy cansado de todo, no encuentro nada que me llene y me parece que, haga lo que haga, no va a servir de nada. Que no voy a alcanzar ninguna meta, principalmente porque no tengo ninguna y, si en alguna ocasión la tuve, acabé como en todas las anteriores: destrozado y arrastrándome por el suelo, intentando mantener una dignidad que casi he perdido por completo.

Y es que las cosas, mi mundo, tal y como está ahora, es, simple y llanamente, una mierda. No se si va a cambiar, desde luego si no cambia no va a ser por no intentarlo, pero parece que los astros se confabulan una y otra vez contra mi en momentos críticos y en los no tan críticos... y lo peor es que todo el mundo me dice que no me queje: que tengo un techo bajo el que dormir, algo que llevarme a la boca, amigos y familiares vivos y sanos... pero es que, por más que yo lo diga, no acaban de comprender que mi hambre no es física, sino espiritual, y que lo que más me duele es que todo el mundo tenga algo que yo nunca he tenido... ¿Envidia? No lo sé, tal vez. Lo que no puedo evitar es que mi estado anímico sea, por norma general, bastante desagradable: creo que, poco a poco, me estoy volviendo un insensible.

7 comentarios:

Cynthia dijo...

AYyyy corazón yo no se si es un simple cuento, o si es real, pero se siente tanto, me duele, me ahoga tanta angustia, sin meta sin luz, la rutina, la costumbre, el horizonte apagado y muerto de sueños....
espero que sea una hermosa narrativa, un hermoso escrito insensible... y la felicitacion sea por el arte y don de volcar ese sentir...magia de la inspiracion!!!
Espero que no sea personal... y si lo es.. toma mis alas,
te llevo??? volamos???
hay tanto por ver y disfrutar!!!!
es querer...

muak
cariños.
:)

aapayés dijo...

Hermoso como siempre leerte.. se siente..

un abrazo
saludos fraternos

Julia Hernández dijo...

Los sueños deben mantenerse, tal vez haya que aprender a esperar pero siempre con los sueños e ilusiones presente, aunque no nos guste mucho el entorno. La rutina es terrible ¿ y si intentas las clases de flauta traversa y luego nos regalas unas piezas interpretadas por vos? Insensible, no creo, no escribirías con esa forma tan hermosa y especial. Un abrazo.

Verónica E. Díaz M. dijo...

Entiendo, entiendo, entiendo...

A veces la búsqueda de un sentido puede ser un verdadero desastre emocional, una carga extra pesada que solo aligeraremos con un poco de amnesia diaria.

Saludos

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Siors

A veces todo parece una puta mierda, hasta algunas veces realmente lo es...Pero amigo no puedes volverte invisible, ni insensible, ni puedes desaparecer aunque a veces lo desees con toda tu alma. ¡No puedes!

La vida se hace de miles de momentos grises como ceniza y de tan sólo unos brillos de luz que como perlas resaltan entre tanta penumbra...Buscarlas, como los antiguos pescadores de perlas , es nuestra misión en esta tierra, en esta vida...¡Búscalas!. En otra vida ya será otra guerra.

Saludos amigo

Unknown dijo...

Esta bueno lo que escribiste...no puedo negar que me he sentido y me siento así,bastante seguido...pero de todas formas, hasta que no se toca el fondo del pozo, no se puede tomar impulso para salir de allí...

el otro día estaba con una de mis típicas depresiones,y mi novia me dice:"pero de que mierda estas deprimido???si no estás estudiando ni nada!!ni te peleaste con nadie ultimamente ni nada!!"
no sabe que la peor pelea es la que llevo día a día conmigo,por soportarme, por soportar mi muchas veces insulsa existencia,que se me torna insoportable,de los errores que cometo,de la impotencia que siento cuando miro para atrás y veo que no hice nada...

sin embargo,te doy una suerte de consejo,si se puede llamar consejo a la palabra de alguien que está en casi la misma situacion que vos...

a base de golpes contra la pared,me pude dar cuenta que a veces la solución es la más simple.Es decir,al golpe,la otra mejilla.Ensayo y error,ensayo y error.


y la contradicción en lo que decís,está cuando expresás que no tenés metas.Redundando en la simpleza,la meta está en conseguir un día,si lejano o cercano eso está por verse,correr sin caerse y verse destrozado y arrastrado como vos bien decís. Eso,a mi parecer,es meta suficiente.Quizás sea demasiado egolátra,pero verme en la cima es lo que me motiva a mostrar mis cicatrices con orgullo,para decir "yo estuve ahí...y ahora estoy acá!"

Siort Fader

Iziar dijo...

Me hiciste acordar a una escena del Club de la lucha:

"La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos hemos dado cuenta y estamos, muy, muy cabreados."

Para mí que es eso, nos tocó la peor (y la mejor) generación, sin valores absolutos, ni casi nada en qué creer. Y no es tan malo como parece. No será por falta de cosas para hacer, ver y sentir que hay en el mundo. La rutina como excusa no me vale, si sos vos mismo el que te encerrás en ella. Ponele un poquito de imaginación, chiquilín :)

(Nota a mí misma: no volver a dar consejos existenciales en el primer comentario que pongo en un blog... xD)